¿Cómo puede afectar el uso de mascarillas nuestra salud bucal y cómo evitarlo?

Desde que el pasado mes de mayo, y a consecuencia de la pandemia mundial a la cual nos enfrentamos, el Gobierno estipuló que el uso de la mascarilla fuera obligatorio a partir de los seis años. Así,  esta ha pasado a ser un elemento básico de nuestro día a día. Tanto así, que en esta nueva normalidad, no nos permitimos salir de casa sin llevarla con nosotros.

Aunque esta es una medida esencial de prevención frente al coronavirus, los odontólogos han comenzado a pronunciarse para advertir que, tal y como la estamos utilizando, está afectando, de manera negativa nuestra salud bucodental. En especial porque «está acentuando el descuido de nuestra higiene bucal, lo que puede traer consecuencias negativas», según algunos expertos.

No obstante, el Consejo General de Dentistas mantiene que no existen evidencias científicas que prueben que las mascarillas provocan problemas de salud bucal, sino que más bien la culpa recae en los hábitos que estamos adquiriendo desde que las utilizamos la mayor parte de nuestro tiempo.

La mascarilla es mucho más que una moda

Si es verdad que cuando salimos a la calle vemos que en la mayoría de las tiendas tienen todo tipo de modelos de mascarilla y para todos los gustos; ya que ahora es un elemento básico y necesario, y que al parecer se mantendrá por unas cuantas temporadas. Sin embargo, nunca debemos olvidar que es un artículo de uso obligatorio, designado por ley, y que más que vestirnos, nos protege a nosotros mismos y a otros de contagiarnos por el virus.

La OMS en un post del 5 de Junio recomienda el uso de mascarillas de tela si no hay distancia física. Igualmente recomiendan el uso de la mascarilla quirúrgica para mayores de 60, personas con enfermedades crónicas y personal sanitario.

Además, advierten que las mascarillas mal utilizadas no sirven para nada y que es más efectiva cuando  se utiliza  junto con el resto de recomendaciones indicadas, como el lavado de manos o el distanciamiento social.

Es decir, que aunque tienes libertad de elegir la mascarilla que más te guste y te haga sentir cómodo, es fundamental  que la utilices adecuadamente y no dejes de seguir una buena rutina de higiene bucal especial para estos tiempos de pandemia.

Esta rutina, aparte de los consejos comunes para mantener la salud de nuestra boca, exige  prestar más atención por el uso de la mascarilla, y añadir una serie de hábitos de higiene dental a los que regularmente hacemos. Así evitaremos problemas bucodentales que puedan aparecer debido a descuidos.

¿Las mascarillas pueden provocar problemas bucodentales?

«La boca es como un ecosistema y, como tal, tiene una flora bacteriana muy diversa, necesaria para que todo funcione en equilibro. Entre estas bacterias, están lassaprófitas, que se aprovechan de determinadas circunstancias como, por ejemplo, que la persona tenga las defensas bajas. Otros tipos de bacterias se aprovechan de la falta de oxígeno dentro de la cavidad oral», explica Iván Malagón, representante del Consejo Nacional de Dentistas.

«Por la noche, estas bacterias descomponen ciertos detritus (restos de descamaciones de las encías y de las mucosas), restos de comida, restos de sangre (si es que a la persona en cuestión le sangran las encías)… Y, entonces, dan lugar a un compuesto químico llamado mercaptano de metilo, que hace que la boca huela malporque ha estado cerrada. Y si a eso se le suma poca secreción de saliva, es peor todavía».

Así mismo, aunque esto que antes sólo sucedía durante las horas nocturnas, ahora sucede que ocurre con mayor frecuencia debido a que al llevar la mascarilla, las personas beben menos agua y mantienen la boca cerrada, interrumpiendo la exposición al aire exterior y al oxígeno.

Y a todo ello le tenemos que sumar que se tiene una peor higiene, siendo varias las consecuencias para nuestra salud oral:

  • Mal olor bucal.
  • Caries.
  • Tinción en los dientes, debido a que las bacterias saprófilas son cromófilas.
  • Más sensibilidad dental.

La consecuencia más desagradable

Sin duda, la principal y más desagradable consecuencia del uso de las mascarillas es el mal aliento. Según apunta la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA): “el 30 por ciento de la población adulta padece o ha padecido en alguna ocasión halitosis o mal aliento” pero esto empeora ahora que los hábitos de salud dental se han descuidado frente al uso de la mascarilla. 

La falta de aire de las bacterias es la respuesta

“Las consecuencias de este estado de alarma que nos obliga a usar la mascarilla nos hace descuidar de alguna manera nuestra higiene cotidiana. No sólo porque necesitamos un extra de higiene y ahora, por ejemplo, no es tan accesible el baño de los restaurantes o de las oficinas, sino porque nosotros mismos somos los que no priorizamos esta parte del cuerpo que ahora no se ve, aclara el odontólogo.

De hecho, esta realidad puede constatarse al analiza  los tratamientos más demandados después de la cuarentena, los cuales se centran en lo que se ve de nuestro cuerpo para sacarle partido (pestañas, ojos, etc.), dejando de lado la importancia de la atención al cuidado de la salud bucodental.

“No estar visible no significa no prestarle atención, todo lo contrario, hay factores del uso de la mascarilla que afectan a nuestra salud bucal, por lo tanto tiene que ser objeto primordial de nuestro cuidado”, añade.

La llegada del verano no es de ayuda

El odontólogo también comenta que, en verano, es habitual que se descuide más la boca. A muchas personas se les olvida cepillarse los dientes en medio del disfrute de los días libres, lo que termina favoreciendo el desarrollo de caries y la sensibilidad dental… Por otro lado, en la época estival, también solemos alternar comidas calientes con bebidas frías, y viceversa, a lo que el experto dice:

«Estos cambios bruscos de temperatura de los alimentos provocan hiperemias pulpares. Los vasos sanguíneos que están dentro de la cavidad pulpar, en el interior de cada muela o diente, se dilatan, y ello genera un dolor importante. Al final, lo que hace la pulpa es intentar protegerse y se calcifica. Por este motivo, mucha gente pierde la sensibilidad de los dientes».

Además, las bebidas carbonatadas y con burbujas, como el champán, tampoco ayudan: «es un ácido sobre la superficie del esmalte, que de alguna manera lo desgasta y facilita que las bacterias puedan provocar caries».

¿Qué podemos hacer?

Ya que nos enfrentamos a cierto riesgo de salud bucal con esta nueva exigencia del uso de la mascarilla, si hay algunas medidas sencillas pero eficaces para evitarlos. El equipo profesional de Clínica Blanco nos comenta cuales son:

  • Llevar con  nosotros gel hidroalcohólico para lavarnos las manos con frecuencia, ya que la higiene debe ser extrema.
  • Siempre cargar una botella de agua para dar pequeños tragos con frecuencia donde sea que estemos.
  • Utilizar enjuage de povidona yodada diluida 100 mg/ml. Esto porque se ha demostrado que, diluida en agua, es eficaz contra microorganismos como los virus. En cambio, “enjuagarnos con clorhexidina es poco efectivo puesto que no es antivírico. Es casi como si lo hiciésemos con agua, pero siempre es mejor que nada”.
  • Hay que cambiar el cepillo de dientes con más frecuencia. Por lo general, se recomienda no tener el mismo cepillo por más de tres meses porque las cedras se desgastan y se vuelven menos efectivos. Sin embargo, en las circunstancias actuales, lo más recomendable es variar de cepillo lo más frecuente que se pueda.
  • Nunca compartir el cepillo de dientes. Esto porque es una forma habitual de transmisión de virus. Así que también hay que cuidar que  las cabezas de los cepillos de dientes se mantengan separadas unas de otras.
  • Cerrar la tapa del inodoro antes de la descarga de la cisterna. Si se almacena el cepillo de dientes en cualquier lugar cerca del inodoro, cada vez que alguien tira de la cadena parte del aerosol saldrá volando del inodoro y caerá sobre el cepillo, pudiéndose propagar el virus por este medio. Además, es imprescindible asegurar que el cepillo de dientes esté a una distancia segura del inodoro.
  • Limpia tu baño regularmente. Es el lugar habitual en el que se almacenan los cepillos y donde se procede a la higiene oral. Por lo tanto, es importante limpiar las superficies con un producto de limpieza a base de cloro (lejía) y de forma regular.
  • Visita al dentista. Visitar de forma regular a tu dentista siempre es muy importante, aunque durante este período de incertidumbre es mejor tratar sólo las urgencias. En cuanto a este punto, los expertos afirman «Es importante que la sociedad comprenda que no hay que ir al dentista sólo por la estética. Una buena salud oral influye en nuestro organismo. Por ejemplo, no tener una buena mordida, puede provocar dolores de oído, de espalda… Y si se descuida la higiene o los dientes están apiñados (lo que dificulta el cepillado efectivo), las encías se inflaman y se provocan muchas patologías a nivel gástrico o, incluso, cardíaco».

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