Tardé en darme cuenta de que necesitaba cuidar de mi salud dental, pero lo hice

Habréis oído comentar a alguien en multitud de ocasiones la enorme importancia que tiene que cuidemos de nuestra salud dental. Creo que nunca se le ha otorgado el valor suficiente a esta rama de la salud porque solemos pensar que no es el tipo de problemas de salud que nos puede matar, pero la verdad es que os sorprendería lo que puede hacer la mala higiene de nuestra boca y dientes. En todo caso, creo que la relevancia que tiene un aspecto como este queda meridianamente clara si os hablo de mi caso en concreto, de mi historia, que es la que os voy a contar a continuación.

Tengo que decir que he sido una persona muy descuidada en lo que tiene que ver con la salud de los dientes. No he sido yo esa clase de personas que se cepilla los dientes tres veces al día o que se preocupa demasiado por la blancura de su sonrisa. Echo la vista atrás y me arrepiento, pero tengo que empezar por reconocer mis errores para ver el cambio que he ido viviendo a lo largo de los últimos tiempos y que es el que os voy a continuar describiendo.

Dice una noticia publicada en la página web oficial de Radio Televisión Española que la mitad de la población mundial sufre alguna enfermedad bucodental. Y yo formaba parte de esa porción de la población. Yo mismo me lo había buscado: y es que no solo no cuidaba de mi salud dental no cepillándome los dientes, sino que también cuidaba bien poco de mi alimentación, abusando de productos azucarados, de refrescos, de café e incluso del tabaco, del que por suerte empecé a liberarme antes de prestar atención a las necesidades propias de mi salud dental.

Sentía un dolor atroz en los dientes cada vez que tenía que masticar cualquier producto, aunque fuera blando. También sentía dolor cuando hablaba, cuando respiraba e incluso cuando consumía alguna bebida líquida. Además de todo eso, empecé a comprobar cómo mis dientes se agrietaban y terminaban partiéndose. Fueron momentos especialmente duros en mi vida. Llegué a la conclusión de que todo eso haría empeorar todavía más mi calidad de vida con el paso del tiempo, así que no dudé en absoluto en empezar a buscar un dentista que pudiera prestarme la ayuda necesaria para volver a la normalidad.

Clínicas dentales hay muchas y yo estaba lo suficientemente asustado como para decantarme por la mejor. Pedí varios consejos aquí y allá y un compañero de trabajo me recomendó que depositar mi confianza en Dental Tapia. El motivo que esgrimía era la apuesta de este centro por la innovación y la tecnología, la atención personalizada y el uso de imágenes digitales avanzadas y el diseño digital de sonrisas. Tome la decisión de acudir a este centro y de los resultados todavía sigo orgulloso varios años más tarde.

La verdad es que la experiencia fue maravillosa porque apenas bastaron unas semanas para empezar a ver cumplidos los resultados que yo esperaba. Los dolores empezaron a reducirse, pude acabar con todas las imperfecciones físicas de mis dientes y, en consecuencia de todo eso, pude empezar a construir la sonrisa que yo quería. Recuerdo aquella etapa como una de las más transformadoras que he vivido en mi vida y que más me ha servido para comprobar que merece la pena cuidar de la salud dental, que es una de las mejores inversiones de tiempo que el ser humano puede realizar para ser feliz.

Solo tenía que ponerme delante del espejo para comprobar que no me había equivocado con mi decisión. Solamente tenía que sonreír para ver cómo mi cara se había transformado por completo e incluso era mucho más atractivo de lo que nunca antes había sido. A veces, alguien de mi círculo cercano ha comentado que la sonrisa es una de las principales virtudes de la belleza, pero yo había pasado de esas conversaciones y la verdad es que no había confiado demasiado en ese tipo de comentarios. Cuando por fin obtuve una sonrisa de la que me decía la pena presumir, me di cuenta que aquellas conversaciones estaban repletas de sentido.

Mi vida ha cambiado por completo 

Durante unas semanas después del final del tratamiento, estuve acudiendo a la clínica porque era importante comprobar cómo iban evolucionando las mejoras. Siempre es prudente aguardar un tiempo para comprobar que todo funciona correctamente y que, en efecto, se empieza a gozar de una sonrisa de calidad. Ese fue precisamente mi caso y, cuando por fin me dijeron que todo estaba correctamente, que todo había salido bien, me empecé a dar cuenta de lo mucho que iba a cambiar mi vida. Se acabaron los dolores mientras comía, se acabaron los dolores mientras bebía. También mientras hablaba. La sensación de bienestar que me empezó a invadir fue mágica.

Eso sí: tuve que tomarme muy en serio todo lo que tuviera que ver con el cuidado de los dientes. Ya sabéis que de nada sirve arreglarnos los dientes en un momento concreto de nuestra vida si después vamos a seguir sin cuidarlos lo suficiente, sin mantenerlos. Tuve que empezar a adquirir el hábito de cepillarme los dientes tres veces al día, que es exactamente lo que recomiendan todos los expertos en salud dental, y volver a la clínica al menos una vez al año para comprobar que nada se estuviera torciendo, otro consejo que es bastante habitual entre los odontólogos de todo el mundo.

El caso es que cambió tanto la película que incluso pude comprobar que le resultaba más atractivo a las chicas. Parece que no, pero una sonrisa tiene una importancia espectacular en todo lo que respecta a la belleza del ser humano. Hay que tener en cuenta que la sonrisa es una de las primeras características físicas en las que nos solemos fijar los seres humanos cuando conocemos a alguien. Si esa sonrisa es bonita, la primera impresión que nos llevamos de esa persona es realmente buena.

Estoy realmente contento con los cambios que se han producido en mi vida de un tiempo a esta parte y creo que no miento si os digo que la decisión de acudir al dentista a arreglar mi boca ha sido una de las mejores que he tomado a lo largo de toda mi vida. Ha servido tanto para hacer volver a mi boca a la normalidad como para concienciarme de lo relevante que es la salud bucodental, una salud que, como decía al principio de este artículo, está menos valorada y que hay que conservar para mantener un mínimo de bienestar.

No solo ha tenido influencia en la salud dental 

Los beneficios de cuidar de mi salud dental van mucho más allá de que mis dientes están en un mejor estado. Y también va más allá de esa ganancia en belleza de la que os hablaba más arriba. La salud dental tiene una influencia directa en el resto de la salud, incidiendo en otras ramas que son igualmente importantes y beneficiosas para garantizar ese bienestar del que estábamos hablando. Por poner varios ejemplos, podemos decir que una buena salud dental tiene una influencia directa sobre el rendimiento deportivo de una persona y también tiene mucho que ver en la calidad de la salud cardiovascular. O sea que es más importante de lo que siempre hemos pensado.

De hecho, fijaos en un dato que me proporcionaron hace algún tiempo y que sale publicado en una noticia que vio la luz en la web del diario ABC. Dice que una mala salud bucodental puede aumentar en un 40% el riesgo de muerte precoz, algo que desde luego hay que evitar a toda costa porque nadie merece irse de este mundo antes de tiempo. El sufrimiento que eso puede provocar en la familia o en los amigos de la persona que fallezca es bestial en esos casos.

Todos y cada uno de nosotros debemos cuidar de la salud dental. Es algo que realmente no requiere mucho esfuerzo, solo un par de minutos después de cada comida. Y los beneficios son cuantiosos. Creo que las generaciones de jóvenes de hoy en día tienen más armas que nunca para evitar incurrir en errores como los que cometí yo en su día cuando deje de lado el cuidado de salud dental. Creo también que la conciencia que existe ahora es mucho más grande que la que había antes y que las campañas de marketing de los negocios especializados en odontología son mucho más sofisticadas y llegan de manera más directa a las grandes masas de gente.

Creo que son tiempos para ser optimistas con lo que tiene que ver con la salud dental. Pero es conveniente que no bajemos la guardia en ningún momento. Hay que seguir educando, informando e investigando para hacer de esta una herramienta que siga siendo útil para la gente y que mejore su vida. La importancia que eso tiene es muy grande y va a determinar si somos felices o nos falta algo para conseguirlo.

 

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