El día 19 de mayo de este año y bajo el lema “hacer visible lo invisible” se ha celebrado el Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal y, en esta edición se ha propuesto difundir y dar a conocer a la inmensa mayoría de la población las enfermedades que se incluyen dentro de esa denominación, la Enfermedad de Crohn (EC), Colitis Ulcerosa (CU) y la Colitis Indeterminada (CI). Hoy vamos a centrarnos en la afectación de la enfermedad de Crohn en la población, una enfermedad que ha experimento un aumento de la incidencia durante las tres últimas décadas en nuestro país, estimándose que cada año se dan 116,5 casos por cada 100.000 habitantes.
La enfermedad de Crohn es una inflamación crónica que provoca enrojecimiento, hinchazón y llagas a todo lo largo del tracto digestivo, boca, esófago, estómago, la primera parte del intestino delgado(duodeno), el apéndice o ano, si bien, lo más frecuente es que se inflame el final del intestino delgado (íleon) y el colon.
Debido a que puede afectar a cualquier parte del tracto digestivo, los síntomas pueden ser muy distintos entre un paciente y otro, los más comunes son:
- Dolor abdominal con cólicos, con frecuencia en el área inferior.
- Diarrea, a veces incluso con sangre, fisura anal.
- Falta de apetito, pérdida de peso, llagas en la boca.
- Fiebre.
- Retrasos en el crecimiento, alrededor de un 40% de los casos, con aparición de la pubertad más tarde de lo normal.
- Dolor en las articulaciones, fatiga.
- Náuseas, vómitos.
- Inflamación de articulaciones, oculares.
La causa de esta enfermedad no está clara, por lo que se considera que puede tener una causa multifactorial, es decir que no haya una única causa de su aparición, factores genéticos, ambientales, inmunitarios, dietéticos, farmacológicos, infecciosos…, si bien es cierto que tener un familiar de primer grado, padre, madre, hermano o hermana, afectado por la enfermedad aumenta las posibilidades de sufrirla. Aunque la enfermedad puede aparecer en cualquier etapa de la vida, un 25% de los casos se detectan en la infancia y la adolescencia, entre los 12 y 16 años, momento en que la velocidad de crecimiento y desarrollo es mayor y también lo es la formación del hueso, por lo que conlleva riesgo de desnutrición y retraso de crecimiento, afectando por igual a mujeres y hombres.
Es una enfermedad crónica, eso quiere decir que a día de hoy no tiene cura, por lo que se aprender a convivir con ella y a tratar los síntomas estableciendo unas medidas terapéuticas para alcanzar la remisión del brote, prevenir recaídas o anticiparnos a complicaciones, unido a un estilo de vida adecuado para controlar la enfermedad. Las principales recomendaciones son:
- Evitar los alimentos que contengan gluten como trigo, centeno, cebada… aunque también puede encontrarse en la composición de otros alimentos como embutidos o medicamentos, suplementos alimenticios, etc.
- Evitar los alimentos ricos en fibra como salvados, nueces, palomitas de maíz, etc.
- Realizar ejercicio físico. Animar e inscribir a los niños en deportes escolares suele ser muy beneficioso. Por ello, sobre todo cuando son más jóvenes y cambian tan rápidamente de talla, lo más sensato es que acudáis a tiendas especializadas en moda infantil y juvenil. Grupo Reprepol, mayorista reconocido español, asegura que no es necesario buscar marcas extranjeras para ir a la moda y seguir las tendencias en los más pequeños.
- Evitar los alimentos grasos, fritos y salsas.
- Beber mucha agua, preferiblemente en cantidades pequeñas a lo largo del día.
- Comer cantidades pequeñas de alimento varias veces al día.
- Evitar alimentos que causen gases como repollo, brécol…
- El tabaco y el estrés pueden empeorar los síntomas, por lo que se deben evitar.
Las personas que sufren esta enfermedad y que sus organismos no responden a las diferentes medicaciones, esto es, al tratamiento de los síntomas, pueden llegar a necesitar cirugía para sanarse.
¿Existe una relación entre la enfermedad de Crohn y la celiaquía?
Los resultados de un estudio publicado en la revista “PLoS Genetics” demuestran que la enfermedad celíaca y la enfermedad de Crohn, ambos trastornos inflamatorios del tracto gastrointestinal, comparten al menos cuatro localizaciones genéticas en el ADN que aumentan el riesgo de que la persona portadora las desarrolle. La enfermedad celíaca, bastante más común entre la población, consiste en una intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en cereales como trigo, cebada, centeno… y dado que las personas que la padecen presentan un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Crohn, así como que en ambas enfermedades su desarrollo depende tanto de la predisposición genética como de la intervención de determinados factores externos como ambientales, dietéticos, etc., se ha considerado la posibilidad de que ambos trastornos compartan un origen común.