La educación ha cambiado a gran velocidad durante la última década, y eso no es ningún secreto.
Los educadores infantiles deben inculcar a sus alumnos, desde la más tierna infancia, entornos de aprendizaje que permita fomentar:
- la creatividad,
- el pensamiento crítico,
- la comunicación,
- la colaboración,
- la resolución de los problemas,
- la responsabilidad social,
- y la conciencia global.
Todo ello girando en torno a la adaptación de la tecnología en constante cambio.
Para ello, indicaremos las claves y las estrategias que los educadores infantiles deben emplear y llevan ya a cabo, para conseguir este entorno global de educación a sus pequeños alumnos.
Tener una tecnología integrada
Los niños y jóvenes de hoy en día, han nacido en la era de Internet.
Los más pequeños, el acceso a la tecnología es lo más común, y está integrado en su día a día. Es más, les despierta un gran interés y lo dominan incluso mejor que algunos adultos o personas mayores.
Muchos educadores infantiles y maestros en general, han tenido que variar su método de enseñanza para incorporar la tecnología en el ámbito educativo.
Mediante apps y metodología aprobada o realizada por el Ministerio de Educación, los niños, desde la más temprana edad, pueden desarrollar el aprendizaje del programa alternando el método clásico y el tecnológico.
Los docentes deben investigar sobre cuales son las tecnologías aprobadas por educación para poder integrarlo en su programa educativo.
Algunas apps o webs utilizadas son: Innovamat (app de matemáticas), Duolingo (app de inglés) o Padlet (web de ejercicios personalizados por cada docente, comunidad), entre otros.
Fomentar el aprendizaje cooperativo
Atrás quedó el papel protagonista del maestro, donde sólo él tenia la voz cantante y donde los alumnos oían y callaban.
En la actualidad, ya no se llama solamente a un alumno para preguntarle sobre la lección, sino que todos los niños o formados en grupos, discuten, valoran, dan su opinión y deciden sobre diferentes aspectos, recursos o metodología de la lección.
Esto fomenta el aprendizaje cooperativo y de participación, convirtiendo al educador infantil en facilitador o impulsador. Los niños, de esta forma, tienen mayores logros cara al futuro de éxito en la expresión de sus emociones, empatía y relaciones sociales.
Enseñanza diferenciada
Por su parte, los educadores infantiles, adaptan diferentes experiencias de aprendizaje, adaptadas a la necesidad individual de cada uno de sus alumnos.
Existen tres tipos de estas experiencias de aprendizaje:
- visual
- auditivo
- kinestésico
Todos son estilos de aprendizaje cognitivo, en el que cada alumno destaca más en uno de ellos, y donde existen una serie de actividades que pueden ir adaptándose mejor a cada uno de sus alumnos.
Por su parte, la posibilidad que se les ofrece a los niños de poder elegir la actividad realizar, hace que todo alumno pueda tener diferentes experiencias de aprendizaje, siendo muy motivador cuando ésta esta incluida en su área de experiencia.
Establecer metas
El permitir que los niños puedan involucrarse en cumplir sus propias metas, es un método alentador de permitirles ser dueños de su propio aprendizaje.
Durante la educación infantil, este proceso debe hacerse mediante conversaciones bidireccionales continuas y de forma muy simple y clara, y que le permita al niño un tiempo necesario para la auto-reflexión.
Para ello, el educador infantil deberá facilitar al niño/a una serie de organizadores, gráficos y más recursos o ayudas.
Enseñanza simultánea
Anteriormente, y conforme al horario de materias establecido en el calendario, se centraba la enseñanza durante esa hora a una asignatura en concreto.
Sin embargo, aun cumpliendo con dicho calendario, los educadores pueden combinar dos o más materias en una sola actividad.
El aprendizaje simultáneo de varias materias permite:
- Que los niños puedan llevar a cabo un proyecto con un resultado en concreto, en el caso del aprendizaje basado en proyectos.
- Que los niños puedan resolver problemas del mundo real, en el caso del aprendizaje basado en problemas.
- Que los niños puedan generar su propias preguntas en el aprendizaje basado en la indagación e investigación.
Todos estos métodos son divertidos, motivadores y fomentan la colaboración en gran medida.
Evaluación formativa individual
La evaluación formativa o de aprendizaje, es un proceso en el cual se recopilan datos de la metodología del educador para que pueda personalizar la enseñanza y adecuarlas a las necesidades de cada uno de sus alumnos.
Por su contra, la evaluación conjunta o sumativa del grupo de alumnos, no permite dar una evaluación exacta a cada alumno, dejando a muchos atrás, ya que el educador pasa al siguiente objetivo sin que todos los niños no logren con éxito la fase anterior. Y esto es un grave problema y error.
Para prevenir esto, los educadores infantiles y maestros monitorean a cada uno de sus alumnos, mediante varias estrategias: observaciones, discusiones en clase, evaluaciones individuales, registros de aprendizaje, etc.
Cada niño destaca o adquiere mejor los conceptos con una u otra forma de experiencia de aprendizaje (visual, auditivo o kinestésico), por lo que se facilitarán actividades diversas de cada una de ellas a cada objetivo o lección, siendo alcanzables a cada alumno.
Cuando todos los niños de la clase hayan superado la adquisición de los conceptos de una lección u objetivo mediante varias actividades diversas cada experiencia de aprendizaje, en mayor o menor medida, entonces el educador infantil podrá continuar con el siguiente objetivo, sin dejar a ningún niño atrás.
Conclusión
Actualmente, cada educador infantil y maestro lleva a cabo estas adaptaciones para el aprendizaje de sus alumnos. Estas podrán variar en un futuro no muy lejano, por lo que la renovación constante del docente es imprescindible.
Por ejemplo, en la actualidad existen muchos recursos de actualización, como los temarios de oposiciones para aspirantes a docentes y que proporciona este preparador de oposiciones de infantil, entre otros.
Una adaptación actualizada del sistema educativo es la vena aorta para preparar a futuros adultos ante el mundo que tendrán que afrontar.
