Sostenibilidad al poder. Ya que andamos por el mundo, de un lado a otro, visitando lugares y haciendo de las nuestras por cada rincón del planeta, no esta de más, ser un poco más consecuentes con las necesidades del ecosistema. Viajar esta muy bien, aprender de otras culturas, pueblos y hábitats, enriquece. Pero, inevitablemente, el planeta, se ve afectado por los viajes humanos. La contaminación de los medios de transporte, sin ir más lejos, constituye un punto en contra del turismo. Afortunadamente, el turismo rural, llegó a nuestras vidas hace mucho tiempo, creo adeptos y ha derivado en un turismo más sostenible y comprometido con el medio ambiente. Esto, gusta.
Nuestros amigos de Cortijo El Sapillo, en Albacete, nos han hablado de la creciente demanda de turismo sostenible. La mayoría de clientes, busca un entorno rural en el que desconectar del mundo y además, contribuir a su mejora. De ahí que, el agroturismo este tan de moda. Hacer turismo, desconectar o pasar unos días en familia, no debe estar reñido con hacerlo de forma sostenible.
Los alojamientos rurales, suelen ser eso, rurales. Actualmente, se están convirtiendo en algo más: alojamientos sostenibles que cuentan con todo lo necesario para el autoabastecimiento. Esto conlleva implícitamente una relación muy saludable con el medio ambiente, puesta a disposición del cliente. En lugar de contaminar o malgastar recursos, como suele suceder en un gran hotel, por ejemplo, las casas rurales, cuentan con todo lo necesario para optimizar esos recursos y convertirse en alojamientos eficientes.
Para los clientes eso significa una reducción de los gastos, puesto que no generar un consumo exagerado, los alojamientos, no repercuten esos costes. El turismo verde, no solo esta diseñado para ser sostenible, es un turismo de aprendizaje en el cual, los turistas, van a aprender como ser más coherentes y estar más comprometidos con el medioambiente.
Realizar actividades en las que se puede aprender a hacer las cosas por y para uno mismo, es una de las bondades que ofrece el turismo verde o agroturismo. Talleres para aprender a hacer queso, pan, ordeñar, vino… son una pequeña muestra de lo que ofrece el turismo sostenible.
La España verde
Vivimos en un país de una riqueza biológica y cultural envidiable y desaprovechada. Nuestro clima mediterráneo, nuestra dieta, el mismo ecosistema. No en vano, somos el país que más reservas de la biosfera tiene, por algo será.
Aprovechar estas circunstancias de forma comprometida, contribuye a mejorar esas biosferas, no entorpeciendo al ecosistema. La observación y el aprendizaje que ofrece el turismo verde, nada tiene que ver con el turismo convencional que, generalmente y de forma, sin duda, inconsciente, agrede al planeta.
Dentro de nuestras fronteras, existe una extensa diversidad. De punta a punta, las posibilidades de hacer un turismo comprometido con el medioambiente, aumentan. La infinidad de alojamientos que puedes encontrar dentro de la Red Rural Nacional es impresionante. Hay para todos los gustos y de todos los tipos, con una variedad de actividades, ligadas directamente a la cultura de la zona en la que se encuentre.
Los tipos de alojamiento van desde las casas rurales, hasta los hoteles, también rurales. Albergues, villas, campings, granja escuelas, etc. En cada territorio, puedes encontrar alojamientos habilitados en casas o edificios típicos de la zona. Así en el País Vasco, podrás alojarte en un caserío (aprovechando para realizar labores típicas del mismo) y en Galicia, podrás hacer lo propio en un pazo.
El turismo rural, es sin lugar a ninguna duda, la mejor manera de conocer tus raíces (o las de tu país) en profundidad. Sus gentes, sus formas, su cultura, su diversidad biológica, a través de un viaje atemporal en el que no solo desconectarás de la vida cotidiana, sino que aprenderás a ser autosuficiente de diferentes formas.
Si a toda esta riqueza inmaterial, añadimos ese plus de sostenibilidad, estamos contribuyendo a la construcción de un mundo mejor. Compartir ciertas experiencias, une, fortifica y fomenta la colaboración. En definitiva, te hace evolucionar y convertirte en una mejor persona.
Encontrarse en medio de un campo, donde solo dispones de los recursos necesarios y tienes que aprovecharlos al máximo, es una de las premisas del turismo verde. No derrochar recursos y aprender a autoabastecerse, además de aprender del entorno y disfrutar del mismo.
Actividades más habituales dentro del agroturismo
Como decíamos, la oferta es tan extensa como los diferentes entornos rurales. Cada uno ofrece sus particularidades. Dentro de que en la mayoría de alojamientos rurales, se pueden encontrar actividades muy similares, sobre todo en lo referente al ocio y la aventura. En lo que respecta a actividades de carácter intrínsecamente rurales, cada zona, cuenta con su propia oferta.
Estas experiencias tan gratificantes pueden ser de diferente índole y van desde las labores del campo hasta la cosecha del vino.
En un alojamiento rural con granja, puedes aprender todo tipo de tareas relacionadas: alimentar a los animales (madrugón incluido), ordeñar a las vacas, recoger los huevos de las gallinas, esquilar, pastorear, cuidar a los caballos… la variedad y dureza de estas actividades, no dejan a nadie indiferente.
También es posible convertirse en hortelano u hortelana. Disponer de un huerto es algo habitual en los alojamientos verdes, una buena forma de autoabastecimiento y negocio al mismo tiempo. Regar las plantas, recoger la cosecha, labrar la tierra y cultivar todo tipo de productos ecológicos, son tareas del día a día en algunos de los alojamientos.
Para los más sibaritas, contribuir a la elaboración de vino o sidra, puede ser la experiencia de sus vidas. Dentro del sector vinícola, existe otra oferta inigualable de actividades que fomentan el cultivo ecológico de vid y manzanos.
Los más aventureros, podrán encontrarse en medio del bosque o mitad del mar. En este medio, puedes aprender a reconocer los frutos comestibles que nos da la tierra, todo lo referente a las setas, ser marinero por un día y aprender a hacer los nudos necesarios para echarse a la mar…
Por supuesto, elaborar alimentos típicos de la zona donde te encuentres, como miel, mermelada, queso, yogures, etc. se encuentran incluidos en la selecta carta del turismo rural y sostenible.
Todo esto y mucho más, se encuentra dentro de este amplio mundo rural con el que contamos en España. Aprovecharlo al máximo y fomentarlo, es lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos y por el planeta.