Cada año se reforman en nuestro país más de 1.800.000 viviendas. Las reformas integrales se han convertido en un motor de la economía. Analizamos el fenómeno.
Después de la crisis del 2008, que golpeó con fuerza la economía del ladrillo, muchas de las constructoras que sobrevivieron a la embestida viraron su actividad hacia la reforma de inmuebles. Algunas de ellas mantienen un sistema mixto, donde combinan la obra nueva con la reforma de viviendas, ocupando estas últimas un papel importante en la facturación habitual.
La reforma de viviendas siempre ha existido, solo que en las dos últimas décadas ha experimentado un auge considerable.
Una de las razones de este crecimiento es la escasez de suelo urbanizable en las ciudades. Las grandes ciudades españolas han crecido hasta tal punto que han absorbido los municipios colindantes. Creando áreas metropolitanas, donde en los hechos hay una continuidad. No existe suelo para levantar nuevas viviendas, por lo que las personas que desean vivir en estas ciudades no les queda otra que habitar una casa ya construida, con su consiguiente reforma.
Relacionado con el punto anterior está el auge que ha alcanzado el alquiler y la compra de viviendas de segunda mano. La gente ya no compra, alquila, y si compra suele adquirir un inmueble usado, que sale más barato. En ambos casos es necesario someter la vivienda a una reforma, o como mínimo una lavada de cara, antes de reintroducirlo en el mercado o habitarlo.
Nos cuentan los constructores de Constructora BM, una empresa de Murcia con una vasta experiencia en la reforma total y parcial de viviendas, que la reforma es un servicio altamente personalizable. Más que la obra nueva. Cada reforma se realiza partiendo de los objetivos y necesidades del cliente. Lo que permite adaptarlas características de la vivienda. Esta personalización es otro aliciente que vuelve atractiva la rehabilitación de viviendas de cara a sus ocupantes.
Las viviendas que más se reforman.
La prensa señala que el 61% de los trabajos de reformas se realizan en pisos, frente a un 38% que se hacen en viviendas unifamiliares.
De estos pisos reformados, los más habituales son los de menos de 90 metros cuadrados. Según el Instituto Nacional de Estadística, este tipo de vivienda representa el 57% de las propiedades horizontales que hay en España.
Aunque con diferencias en acabados y calidades, los españoles nos hemos acostumbrado a vivir en pisos de dos o tres habitaciones. Un tipo de vivienda que se empieza a hacer popular en los años 60 y 70 del siglo pasado y que se ha convertido en el tipo mayoritario. En Barcelona y Madrid, estos pisos pequeños representan más del 70% de las viviendas.
Bastante alejados de estos pisos encontramos los adosados, que son objeto del 15% de las reformas.
Los adosados son un tipo de casa compacta, urbana, en la que se aprovecha al máximo el terreno. Y que de ser una vivienda de estándar medio-alto, pasó a popularizarse a finales del siglo pasado y principios de este, como la vivienda tipo para una familia joven.
En otro rango de datos, cabe destacar que el 44% de las reformas se efectúan en viviendas habitadas por una familia con hijos, un 27% en hogares de parejas sin hijos y solo un 16% en hogares unipersonales.
El 93% de las reformas se hacen en viviendas en propiedad, aunque la propiedad haya sido adquirida recientemente, y solo un 7% se efectúan en inmuebles en alquiler. Los pisos suelen ser objeto de reformas parciales, mientras las casas acaparan más del 38% de las reformas integrales.
Reformas para hacer más sostenible la casa.
Una tendencia que hemos visto en los últimos años es la de reformar la vivienda para hacerla más sostenible. El 60% de las reformas van dirigidas a mejorar la eficiencia energética. A reducir el impacto medioambiental y el consumo energético.
La antigüedad es una de las características del parque de viviendas español. La edad media de los pisos de nuestro país es de 45 años. Como si se hubieran fabricado en los años 80. Un 42% de las viviendas fueron construidas entre 1950 y 1980.
Aparte del deterioro natural de los inmuebles, nos encontramos con que estos edificios se construyeron con técnicas y materiales menos eficientes de los que se utilizan hoy en día. Esto se traduce en pérdidas de calor, en un alto gasto energético para aclimatar el hogar o en una insonorización insuficiente.
La Unión Europea está empeñada en mejorar la sostenibilidad de las viviendas y en reducir el consumo energético en los hogares, para cumplir de esta manera con la agenda 2030.
El gobierno español lleva varios años subvencionando reformas domésticas de este tipo por medio del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado con los fondos europeos Next Generation. Estas ayudas públicas han animado a muchos propietarios a acometer reformas en sus hogares, que además de estar subvencionadas, a la larga, les supondrá un ahorro en los gastos de suministro energético.
Las reformas más realizadas en este sentido son las de sustituir los cerramientos antiguos por otros más eficientes, como las ventanas de PVC, aumentar el aislamiento de la vivienda y la instalación de placas solares.
Un tipo de reforma que aúna el cuidado del planeta con mejorar la confortabilidad de los hogares.
Las reformas que más se hacen.
Partiendo de analizar varias páginas web de profesionales, hemos concluido que estas son las reformas que más se hacen en nuestro país:
- Reforma de cocinas.
La cocina es el lugar elegido por muchas familias españolas para iniciar una reforma en la casa. Estas intervenciones suelen implicar cambios en la distribución, renovación de muebles, electrodomésticos y mejora de iluminación. - Reforma de baños.
La sustitución de las bañeras por platos de ducha es una tendencia que se ha impuesto entre gran parte de la sociedad. Es más acorde con nuestro estilo de vida y con nuestros hábitos de higiene e implica ganar unos metros valiosos para hacer más confortable el baño. Otras reformas habituales en esta dependencia son el cambio de sanitarios y revestimientos cerámicos. - Mejora de la eficiencia energética.
Mejorar el aislamiento térmico del hogar es otra de las reformas más demandas. Además de ahorrarnos un dinero en el recibo de la luz, harán que la estancia en casa sea más agradable. - Cambio de instalaciones eléctricas y de fontanería.
La actualización del cableado y de las canalizaciones de agua y gas de la casa se realizan por seguridad, principalmente cuando la vivienda es antigua o ya hemos sufrido alguna avería en estas instalaciones. - Redistribución de espacios interiores.
Tirar tabiques para crear espacios abiertos y ganar con ello algunos metros útiles, es otra de las reformas frecuentes, especialmente en viviendas antiguas. - Repintar la casa.
Pintar las paredes y techos es una reforma que realizamos con cierta frecuencia. Lo hacemos por motivos de higiene y para adaptar la vivienda a nuestros gustos. - Rehabilitación de fachadas o cubiertas (en comunidades o casas unifamiliares).
En los bloques de viviendas y en las casas unifamiliares es frecuente reformar la apariencia exterior del inmueble para dejarlo más bonito, aumentar el aislamiento y mejorar la seguridad. - Instalación de sistemas de domótica.
Si bien no es tan frecuente como las otras reformas de las que hemos hablado, sí apreciamos una incipiente tendencia en la introducción de las nuevas tecnologías en la gestión de la vivienda. Automatismos digitales para controlar luces, persianas, climatización, nuevos sistemas de seguridad, etc. - Reformas en espacios exteriores de la vivienda.
Los propietarios de viviendas que cuentan con un espacio exterior amplio, como un patio, una gran terraza, jardines, etc., consideran estos elementos como las niñas bonitas de la casa. Por lo que no dudan en invertir para hacerlos más acogedores y funcionales.
Reformar un local para convertirlo en vivienda.
Fotocasa Life, la revista digital del portal inmobiliario Fotocasa, habla de otra tendencia que ha cogido fuerza en el sector de reformas de nuestro país. Consiste en transformar un local comercial en una vivienda.
Por desgracia, abundan los bajos comerciales desocupados. Las crisis económicas y situaciones complicadas que hemos vivido estas dos últimas décadas han obligado a muchos negocios tradicionales a echar el cierre. Si a esto sumamos la escasez de viviendas en las ciudades. Muchos han visto en la adaptación de los locales, en su cambio de uso, una opción ocupacional.
Transformar un local comercial en una vivienda no es un tema sencillo. En primer lugar, hay que tener en cuenta los planes urbanísticos del ayuntamiento y ver si el proyecto se adapta a él.
Todas las acciones deben ir encaminadas a adquirir la cédula de habitabilidad. El documento oficial que acredita que el inmueble reúne todos los requisitos para ser habitado. Sin esta cédula, las personas que vivan allí no podrán solicitar los suministros energéticos necesarios para vivir (luz, agua, gas), tampoco se podrán empadronar en ese domicilio y pueden ser objeto de un posible desahucio administrativo.
Esta transformación tan delicada es conveniente que esté dirigida por un arquitecto. Para que la reforma se adapte a la ley y no pueda provocar daños en los moradores.







