Parece una respuesta evidente, pero vale la pena que reflexionemos sobre ella. Al invertir en aumentar el aislamiento térmico y acústico de tu hogar, estamos cuidando el planeta. Veamos por qué.
El aislamiento es el estado de las estructuras de un edificio que garantiza la separación entre el espacio interior y el exterior de la vivienda. Esto asegura que si estamos en invierno, y en la calle hace frío, las bajas temperaturas se van a notar menos en el interior del hogar.
Al mejorar el aislamiento de una vivienda, el calor que genera la calefacción en invierno, no se escapa al exterior. Por lo tanto, además de aumentar nuestro confort, necesitaremos gastar menos energía para calentar la casa.
Lo mismo sucede en verano. En mucho menos tiempo mantendremos fresca las habitaciones, sin necesidad de tener encendido el aire acondicionado durante todo el día.
Hay dos maneras de reducir el impacto de la actividad humana sobre el planeta. Una de ellas es aminorar el consumo de energía, y la otra es que la energía consumida se obtenga principalmente de fuentes renovables.
Al gastar menos energía para aclimatar nuestro hogar se reduce la demanda de Kilovatios hora. Lo que implica una menor emisión de gases contaminantes y una reducción en la extracción y procesamiento de carburantes.
Por otro lado, uno de los mayores esfuerzos que se están realizando en los últimos tiempos es la transición energética. Con el objetivo de lograr que cada vez un mayor porcentaje de la energía que consumimos provenga de energías limpias y renovables. Energías que no contaminen la atmósfera y que se obtienen de fuentes naturales. En nuestro país hemos logrado que haya días en que el 60% de la electricidad consumida provenga de energía solar y eólica.
Tanto el ahorro de energía como la transición energética, son dos pasos imprescindibles para ralentizar el cambio climático. Esto, que parecen conceptos de macroeconomía o de planificación global de la energía, tiene su transcripción en algo tan cercano como nuestro hogar.
Veamos algunas razones por las que invertir en el aislamiento de nuestra vivienda cuida el planeta.
El aislamiento de nuestra casa es cada vez en menos costoso.
El aislamiento de un edificio se obtiene, fundamentalmente, mediante la creación de cámaras vacías que se abrían entre las paredes y techos, tanto exteriores como interiores, cuando se construía el edificio. Estas cámaras se solían rellenar de materiales aislantes como paja, arcilla o, más recientemente, lanas minerales.
Para aplicar o reforzar estos aislamientos, antes era necesario realizar obras. Tirar paredes y muros, rellenar la superficie y volver a levantarlos.
Para saber cómo se hace ahora hemos querido hablar con los técnicos de Crear Sur, una empresa de reformas de Granada que llevan más de 15 años efectuando trabajos de aislamiento térmico y acústico en edificios. Ellos nos confirman que en la actualidad se pueden hacer aislamientos sin obras.
En estos casos, los técnicos detectan cámaras de aire interiores, abren un orificio e insuflan material aislante a presión. El aislante se va repartiendo uniformemente por la cámara vacía, finalmente se sella el agujero. Este es un método más limpio y rápido de aislar el edificio y que, desde luego, genera una menor cantidad de runas y escombros que se vierten a la naturaleza.
Otro de los sistemas para mejorar el aislamiento de los hogares es la sustitución de los cerramientos habituales por ventanas y puertas de P.V.C. Este material, ampliamente utilizado en la construcción, ha demostrado ser uno de los mejores aislantes que existen. Generando una eficiencia energética muy superior a la que se obtiene con las ventanas de aluminio o las de madera.
El P.V.C., al ser un derivado del petróleo, despierta una cierta polémica entre la comunidad ecologista. Sin embargo, podemos decir que este material es reciclable al 100%, sin perder en ningún momento sus cualidades aislantes y emitiendo menos gases nocivos cuando se recicla que cuando se produce P.V.C. nuevo. Lo cual es interesante para no malgastar los recursos del planeta.
El auge de los paneles solares.
La web oficial de Greenpeace afirma que con la instalación de placas solares en una casa se puede obtener un ahorro de entre el 40 y el 60% en la factura de electricidad y el consumo energético de una vivienda durante los 25 años de vida útil de los paneles.
El autoconsumo de energía solar nunca es completo. La vivienda que instala paneles solares debe continuar enganchada a la red general de electricidad. Esto se debe a que por la noche, cuando no hay luz solar, los paneles dejan de producir electricidad. A pesar de ello, los usuarios que optan por estas instalaciones, pueden verter el excedente de la electricidad que no consumen a la red pública. Obteniendo una compensación en la factura de la luz de ese mes.
La energía solar es una de las energías más limpias que existen. Se aprovecha un recurso natural, la luz del sol, no se emiten gases a la atmosfera durante su transformación en energía eléctrica y es completamente silenciosa.
Países como China o la India han apostado por crear gigantescos parques solares que abastecen de electricidad a ciudades de millones de habitantes. El Bhadla Solar Park, situado en medio de un desierto de la India, con una extensión de 53 kilómetros cuadrados, acumula una potencia de 2245 MW.
Alemania, por otro lado, se ha puesto a la cabeza en promover el autoconsumo doméstico. En este país europeo, la mayoría de los edificios públicos tienen instalados en sus tejados paneles fotovoltaicos, siendo muchos de ellos, autosuficientes energéticamente.
El gobierno germano promueve que los particulares instalen paneles solares en sus casas. Para ello, ofrece subvenciones que costean gran parte del precio de la instalación. La fiebre por el autoconsumo solar en Alemania ha llegado a tal punto, que hasta en los balcones de los bloques de viviendas, se colocan paneles solares.
Alemania goza de muchas horas de sol menos que España. El auge de la energía solar en ese país no es solo por razones ecológicas, también económicas. Para producir electricidad, Alemania es dependiente del gas ruso. Un hidrocarburo que ha aumentado su precio de manera desorbitada desde que se inició la guerra de Ucrania. Al gobierno alemán le sale más económico subvencionar la instalación de paneles solares por parte de sus ciudadanos, que comprarle gas natural a Putin.
Empleo de materiales naturales no contaminantes.
El hombre, históricamente, ha aislado sus hogares con materiales naturales que encontraba en la naturaleza. Un ejemplo de ello son las viviendas tradicionales construidas en el sur de España y buena parte del Mediterráneo. Los muros exteriores se construían con adobe. Tierra y barro, que se compactaba con una capa de cal, la cual, además de reflectar los rayos del sol, permitía que el adobe no se desmoronara.
El desarrollo de la industria dio pie a la fabricación de aislantes sintéticos, algunos de ellos derivados del petróleo como el poliuretano y el polietileno.
En la actualidad hay una vuelta al empleo de materiales naturales. Estos son algunos de los aislantes ecológicos más empleados hoy en día:
- Corcho.
- Lino.
- Celulosa.
- Fibra de coco.
- Fibra de algodón.
- (Mineral)
- Vermiculita (Mineral)
El marco de la Agenda 2030.
Toda esta preocupación por el cuidado del planeta, tanto en la construcción como en otros sectores productivos, se da en el marco de la Agenda 2030. Un documento elaborado en la Asamblea General de la O.N.U. y ratificado con la adhesión de 193 países, entre los que se encuentra España, que pretende para el año 2030 instaurar una economía más sostenible.
La Agenda 2030 se suele asociar con frenar el cambio climático y con la aplicación de una política ecológica de alcance global. Sin embargo, tal y como destaca la web Pacto Mundial su objetivo es más ambicioso. Con este acuerdo se pretende instaurar un modelo económico sostenible en el terreno social, económico y medioambiental.
Esto implica trabajar por alcanzar la paz en el mundo, por erradicar el hambre del planeta, por reducir la distancia económica entre los países del primer y segundo mundo respecto a los que forman el tercer mundo. Porque los países ricos establezcan relaciones comerciales justas con los países pobres. Por reducir la brecha de género entre hombres y mujeres… Y, por supuesto, por frenar el cambio climático.
Este documento marca 17 objetivos que se concretan en 169 metas. Según la asociación Pacto Global, solo un 15% de las metas propuestas van por buen camino, un 48% lo hacen de forma moderada y un 37% se encuentran en estancamiento o retroceso.
La Unión Europea parece haber reducido la Agenda 2030 solo al aspecto medioambiental. Para ello se ha puesto a la cabeza en aplicar las medidas. La razón de esto daría para otro artículo. De todos modos, que Europa se proponga cuidar el planeta es una buena noticia.
Algo que es importante entender es que, aunque seamos ciudadanos y no gobernantes políticos, el simple hecho de mejorar el aislamiento de nuestras casas pone nuestro granito de arena para cuidar el planeta.